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Santo Domingo

Difundir información falsa es el peor daño que se le puede hacer a la estabilidad democrática.
La anterior, es una afirmación del presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Román Jáquez, en los actos previos de la realización de las elecciones municipales y el montaje en paralelo de las congresuales y presidenciales de mayo.

Desde hace meses, el órgano electoral ha venido advirtiendo sobre el flagelo de la desinformación, que ha sido potencializado en los últimos años con el auge de las redes sociales y más recientemente con el acceso hasta gratuito, al uso de la inteligencia artificial.

De las pifias no se han salvado ni los medios tradicionales arropados por la presión de la inmediatez. Igualmente, se han visto obligados a desmentir comunicados que fueron elaborados por terceros con logo, paleta de colores y tipografía, entrampando a los internautas menos acuciosos.

Según lo explica Víctor Bautista, consultor en comunicación, la desinformación además de distorsionar la percepción pública y el debate político, socava la confianza en las instituciones.

“Se trata de una herramienta que, cuando es empleada como recurso de campaña, afecta la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones informadas y conscientes. Es un veneno para la salud del cuerpo político y democrático”, indica Bautista.

Problemática mundial
El informe Global Digital Trends cifró para enero de este año en 4,760 millones de personas, las que utilizan utilizando plataformas de redes sociales.