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Ninguno de los inquilinos del sistema penitenciario, incluidos los de las áreas de máxima seguridad, goza de privilegio alguno en cuanto a la alimentación y a los cuidados de salud que se les ofrece, dijo ayer la doctora Gaurys Sisa, del área de Salud de la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales, en respuesta a las quejas externadas en audiencia por uno de los imputados en el Caso Antipulpo.

Aseguró que los alimentos que se les suministra a los privados de libertad en los centros penitenciarios reformados son los mismos que recibe y consume el personal de custodia, de seguridad y de tratamiento del sistema.

“Tienen acceso a un desayuno, un almuerzo y cena, pero si lo prefieren, tienen acceso al servicio del economato y cafetería en horarios de lunes a sábado, donde se les despacha con ticket previamente adquiridos”, dijo Sisa.

Explicó que el menú que maneja cada recinto es en base a raciones estandarizadas (es decir, la misma cantidad a cada uno), “que pueden sostener sin ninguna dificultad a cualquier ser humano”.

Agregó que además se preparan alimentos con características especiales para internos con condiciones de salud que lo requieran, como por ejemplo, el caso de los que son diabéticos.

La profesional de la salud ofreció sus declaraciones a propósito de las amargas quejas del exdirector del disuelto Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas (Fonper), Fernando Rosa, ante el juez que decidió mantenerlo en prisión preventiva por las imputaciones de supuesta corrupción que le hace el Ministerio Público.

Cocinados allí

Sisa aclaró que los alimentos que se sirven a los internos son obtenidos crudos en los comedores económicos y se procesan en los recintos carcelarios.

La funcionaria penitenciaria sostuvo que comer el menú del día que se ofrecen en la cárcel es opcional, porque existen el economato y la cafetería para los que prefieran otra cosa.

Delgadez

El exfuncionario Fernando Rosa, quien al igual que los demás encartados en el caso Antipulpo procura su excarcelación, le dijo al juez Deyvi Timoteo Peguero, quien decidió mantenerlo en prisión, que él sufría de hipertensión arterial y es diabético, y que en los 15 meses que lleva en prisión preventiva ha visto desmejorar su salud al punto de perder 90 de 280 libras que pesaba.